La vocación para ser APJ no es algo que se quede en lo pastoral sino que se abre al mundo y trata de evangelizar allá por donde va.Os dejamos el testimonio de Candela de Tenerife que nos cuenta un poco de esta misión del APJ en el mundo:
De lo que rebosa el corazón, habla la boca. Un corazón que rebosa de Dios y de agradecimiento es imposible que no exteriorice, es imposible que esté parado, que no salga a anunciar a todos la buena noticia y lo que te pierdes cuando no la escuchas.
Para mí, el anuncio del evangelio es una necesidad porque tanto recibido y aprendido no puede quedarse en mí, sería egoísta. Anunciar el evangelio no es tarea fácil y, a medida que pasan los años más se complica; cuando tus amigos del colegio empiezan a respetar que vayas a un grupo, que te guste ir a misa, que el verano lo pasas de convivencias cristianas… Pasas a la universidad, nuevos amigos, nuevo ambiente: “¿A ver como digo ahora que el fin de semana no puedo quedar porque doy catequesis a un grupo de chavales de 13 años?“, pero el anuncio te quema, algo se te mueve por dentro y como un resorte empiezas a decir que crees en Dios, empiezas a posicionarte a favor de la iglesia en las conversaciones de la cafetería y si tienes suerte te puede pasar como a mí, que tus amigos acaben preguntándote: “¿oye, qué hiciste este fin de semana con los chicos?, ¿les gustó aquello que nos contaste?, ¿pero…exactamente de que les hablas?”
Y empieza a picarles el gusanillo, empiezan a preguntarte, a interesarse y a cambiar los planes del día para que tú puedas estar, quizás nunca pisen una iglesia, quizás nunca hagan la confirmación o bauticen a sus hijos, pero la semilla ha sido plantada y ahora Dios se encargaráde regarla. Pero empezar a trabajar vuelve a complicar las cosas, da una vuelta más de rosca, un más difícil todavía…ya no te rodeas solo de gente de tu edad, tus compañeros tienen opiniones muy firmes sobre la Iglesia y palabras como “ah, pero a ti te va ese rollito cristiano”, hace que tu tarea de anunciar no sea nada fácil. Pero de nuevo ese resorte salta cuando tocan algo que te duele, cuando tratan a TU Iglesia como basura, cuando critican TU religión y cuentas que tú los sábados no te vas al cine o de fiesta con tus amigos porque 15 chicos te esperan para escuchar un mensaje diferente, que una semana de tu mes de vacaciones la reservas para irte de campamento y que eres feliz, que al fin y al cabo es todo lo que el mundo busca. Este año he descubierto, que el ejemplo es la mejor forma que hay para anunciar el evangelio y que la felicidad y la plenitud que se siente al ser luz y no dejarte llevar por el mundo, es lo que tanto envidian y tanto les llama la atención. Por eso mi boca siempre rebosa de Dios, porque mi corazón está lleno de Él, con dificultades y dudas como todos, pero LLENO A REBOSAR.