¡Cómo se las gasta El Padre…!
¿Y por qué digo esto? Porque aquí la menda, criada en un ambiente totalmente Salesiano, me veo aquí escribiendo estas líneas sobre mi vocación como Seglar Claretiana.
Que vueltas da la vida y que sorpresas tan gratas nos tiene preparadas el Padre. Como nos va llamando y guiando a cada uno, hasta encontrar nuestra VOCACIÓN. Y os preguntaréis ¿pero cómo supiste que tu vocación era ser Seglar Claretiana? Muy sencillo, simplemente no lo sabía.
Si algo he tenido claro en esta vida, era mi vocación de ser madre y formar una familia. Regalo que Dios me ha concedido y de la que me siento muy afortunada.
Otra cosita que he tenido muy clara (y con esto no quiero decir que sea sencilla) era intentar llevar la alegría del Evangelio a todo aquel que se me acercase en mi día a día, y he aquí donde aparece eso del Ser Seglar Claretiana.
Ahora ya tiene un nombre ese sentir, ser y vivir, pero por aquel tiempo (aproximadamente 25 años) simplemente no lo sabía. Pero como he dicho al principio de este escrito…
¡Cómo se las gasta El Padre…!
Delante de mis narices me pone a unas monjas muy “apañás” (como decimos en “Graná”) que dicen llamarse Claretianas. Con ellas he compartido y convivido grandes experiencias dentro y fuera de la Parroquia “Ntra. Sra. de los Dolores”, donde nos conocimos. Pero miren ustedes por donde, que un buen día nos invitan a unas Colonias que llevaban a cabo los Claretianos, así que, sin pensármelo dos veces me voy de cabeza y me presento en Loja (Éxodo).
Como más de uno conocéis de lo que estoy hablando y a los que no lo sabéis os invito a que lo viváis, no voy a entrar en detalles porque tampoco sería el tema, pero para aquellos conocedores de las famosas Colonias de Verano en el Aliatar, sabéis que aquello engancha, ¿y por qué? Pues porque allí todo es más fácil para encontrarse y estar con Papá Dios. Y como una no puede montar una tienda, como le dijo Pedro a Jesús: “Maestro, que bien se está aquí. Haremos tres tiendas…” (Lc 9,28-36) pues repetí un año tras otro y así seguí conociendo más a la familia Claretiana, donde el Movimiento de Seglares ya iba tomando un matiz importante en mi vida, pero en Granada capital no había ninguna Comunidad y tenía necesidad de ello, así que después de madurar la idea, comienzo a proponer a varias personas muy cercanas a la figura de Claret, iniciar esta aventura. Una aventura que después de dos intentos fallidos (no por ellos malos, sino que no era el momento), después de unos años, en un encuentro de matrimonios organizados por el EFAL, en una conversación con una persona muy querida para mí y después de bastante tiempo sin vernos, se vuelve a retomar esa gran aventura de la que no desistía pero que deje en las manos del Padre.
Y como cuando nos abandonamos en Él siempre encontramos respuesta, ahí que nos pone en el camino a una familia recién llegada de Bilbao de la Comunidad de Bheresit (zona norte) y que preguntaban dónde estaban los Seglares Claretianos para poder incorporarse. Así que, un 7 de Octubre de 2005, seis personas nos reunimos para seguir tejiendo el sueño de Claret en Granada, naciendo la Comunidad de Buensuceso.
Y para que veáis, cómo se las gasta El Padre…
En Octubre de 2008 en la XI Asamblea Regional de Bética, tras un período de discernimiento, hago mi entrada al Movimiento de Seglares Claretianos, en el Colegio Salesianos de Sanlúcar la Mayor (Sevilla) bajo el manto y la mirada de Mª Auxiliadora. ¿Casualidad? ¡No creo en las casualidades! ¿Feliz ese día? ¡Mucho!.
A día de hoy, me siento seducida por la figura de Claret, un hombre que no deja de sorprenderme a medida que lo voy conociendo más, valiente, con gran sensibilidad a los signos de los tiempos, comprometido con el más necesitado…
Dentro de su vocación, y lo que me hizo seguir su estilo fue que “suscitaba nuevos apóstoles, especialmente seglares que complementaran su visión amplia de la evangelización”.
¡Genial! Llevar la Buena Nueva inserta en el mundo, es decir, en mi día a día. ¡Eso es lo que llevaba buscando hacía mucho tiempo!
¡Bien! Eso es lo que quiere Papá Dios para mí, por eso me ha puesto en el camino a San Antonio Mª Claret, un pequeño gran hombre que adelantándose a su tiempo, vio en la figura del seglar, otro instrumento más para evangelizar y llevar la Alegría del Evangelio a todos los ambientes del mundo, (en la familia, en el trabajo, en la política, en…EL MUNDO).
¡Yo quiero formar parte de esta familia! El Padre me ha llamado para ello
Está visto que ante la Voluntad del Padre solo nos queda dar siempre ¡gracias!, la entendamos o no en momentos determinados.
Así que, después de todo esto para terminar, quiero dar las gracias a Papá Dios por todas aquellas personas que ha ido y me va poniendo en el camino, porque gracias a ellas he ido creciendo y lo sigo haciendo tanto a nivel personal como en mi vocación de SER SEGLAR CLARETIANA.