Mira a tu alrededor, piensa en todo lo que te rodea normalmente, objetos, personas, momentos, sentimientos, ideas… y pregúntate ¿Hasta dónde serías capaz de llegar por conseguir o mantener cada uno de ellos?
Probablemente la respuesta a esta pregunta cambiará considerablemente según la importancia de aquello a lo que te enfrentar. No será lo mismo donde seremos capaces de llegar por algo tan simple como un objeto o alguna experiencia más pasajera que por donde seríamos capaces de llegar por un ser querido o por nuestros sueños donde pondríamos en juego toda nuestra vida.
Con esta pregunta en mente, de hasta dónde serías capaz de llegar por tus sueños, por las llamadas que Dios te hace, te invitamos a que leas y ores la siguiente lectura del Evangelio de Juan:
Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.
Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Jesús responde a la pregunta jugándoselo todo, entregándose hasta el fin por cumplir la voluntad de su Padre, por responder a una Gran Llamada. Y no sólo eso, sino que empieza a responder a esa Llamada con mayúsculas con otras más pequeñas, con un simple gesto de lavarle los pies a sus discípulos. Jesús quiere responder radicalmente a la llamada pero para ello empieza con los pequeños detalles, sirviendo en lo pequeño.
Nosotros como Jesús también somos llamados a muchísimas cosas. Cada uno de nosotros es llamado a hacer grandes cosas desde una gran variedad de formas: aficiones, llamadas laborales, llamadas de servicio al otro… Te proponemos que en un breve tiempo personal seas capaz de analizar las llamadas que tienes en tu vida. Para ayudarte te dejamos este vídeo donde 4 personas van a mostrarte sus llamadas más importantes:
Pero además, junto a todas estas llamadas que habrás encontrado y junto a todo lo bueno que puedas dar de ti te invitamos a dar un paso más de profundidad. Te invitamos a (como Jesús) buscar tu Gran Llamada, es decir, la más importante de todas las llamadas, aquella que da sentido a tu vida, y desde la que todas las otras llamadas cobran sentido y se plenifican, una Gran Llamada a dar la vida de una forma muy concreta. Para ayudarte en tu búsqueda te mostramos a las mismas 4 personas de antes y sus cuatro Grandes Llamadas: El matrimonio y la vida consagrada
¡Ahora te toca a ti! Pero recuerda, la Gran Llamada no es algo que aparezca de la noche a la mañana, es algo que hay que trabajar y sobre todo orar preguntándole a Dios dónde servirás mejor ¡Mucho ánimo!