UN MISIONERO QUE SUPO AMAR
Hay deseos de Dios que sólo se convierten en realidad cuando hombres y mujeres generosos se entregan a ellos. Así es Él… condiciona a nuestra entrega la realización de sus maravillas. Y convierte en maravillosas a las personas que llevan adelante sus deseos.
De esta forma nos gustaría que hoy recuerdes –o quizás que hoy conozcas- al P. Rafael Guzmán. A Rafa. Un hombre maravilloso porque se dejó utilizar por el Dios que hace maravillas.
Quizás no lo sabes… Pero Rafa tiene gran parte de culpa de que hoy estés leyendo esto, de que hoy tú te hayas encontrado con Dios, de que hayas vivido un Éxodo, de que tu fe esté creciendo desde un Proyecto de PJV y desde el carisma claretiano. Sí… quizás ni lo conociste, pero Dios se sirvió de Rafa para que tú hoy vivas tu fe.
Fue nuestro primer Prefecto de Pastoral Juvenil Vocacional (1986-1992). Con él comenzó el primer Equipo de PJV; se redactó el primer Proyecto de PJV; se realizaron las primeras Colonias de Verano… Con él Loja comenzó a ser lo que hoy es para ti y para tanta gente… Con él comenzó aquello de “maldito israelita” o “¡sonríe, esto es Gospel!”.
Y si bien es cierto que nada de esto dependió solo de él, no es menos verdad que si no hubiera sido por Rafa, todo habría transcurrido de otra forma. Hombre apasionado, fuerte, enérgico… todo aquello que hacía falta para arrancar desde cero algo que estaba llamado a ser una gran obra: la Pastoral Juvenil Vocacional, la entrega de los Claretianos de Bética a anunciar el evangelio a los jóvenes de una forma nueva. Todo lo que nosotros vivimos ahora con alegría y como algo natural hubo un momento en que no existía, y hubo otro momento en que comenzó a abrirse paso, necesitando de mucha dedicación. Ahí estuvo Rafa. Fue necesaria su fuerza… ¡sin duda! Igual que fueron necesarios sus detalles, su entrega, su cariño, su pasión por Dios, su amor al Corazón de María…
En lo más humano y personal Rafa fue un Misionero que supo querer. ¡Y cómo nos quiso! Si lo conociste, quizás hoy te brote alguna lágrima emocionada al recordar sus detalles, sus preguntas, sus mensajes, su cariño, su preocupación real y cierta por cada uno. O recordando su exigencia, sus broncas, sus correcciones, sus risas, su continua insistencia para que nos tomáramos en serio la llamada de Dios.
Vivió entregado la misión y supo cuidar de su familia. Quiso ser uno con Dios y uno con todos. Luchó contra sus torpezas y sintió en su cuerpo y en su espíritu el desgaste de tantos años de entrega. Y se fue haciendo débil… con muchas menos fuerzas, pero con la misma pasión.
Rafa no había elegido a Dios. ¡Dios lo había elegido a él! Lo había elegido desde la eternidad para que llegara este momento en el que pudiera sentir su amor en plenitud y estar con Él para siempre. Rafa comprendió eso e hizo de toda su vida un camino de acercamiento a este encuentro tierno con el Dios apasionado y con la dulce Madre. Por eso pudimos disfrutar tanto de él, porque las vidas más grandes y más entregadas son las de aquellos que saben simples caminantes…
Ahora ha llegado al encuentro final. Ahora Rafa nos grita, con la fuerza de siempre, que seguir a Jesús tiene sentido y que merece la vida. Hoy nos grita de nuevo que seamos generosos, que seamos misioneros, que seamos entregados. Hoy podemos estar un poco más tranquilos: Rafa, quien estuvo al comienzo de todo esto, ha llevado delante de Dios toda nuestra Pastoral Juvenil Vocacional, y le está diciendo a Dios que nos tenga muy en cuenta. ¡Quién sabe si no le estará echando también la bronca a Dios! Rafa va a hacer todo lo posible para que tú y yo sigamos a Jesús con mayor fidelidad.
Hoy, alguien que está junto a Dios nos sigue queriendo. Así uno va más tranquilo por la vida y es más fácil atreverse a hacer la voluntad de Dios.
¡Gracias, Señor Jesús! ¡Gracias, Rafa!
Jorge R. Sánchez Palacios cmf
Prefecto de PJV