Iniciamos una serie de breves relatos sobre historias de Gente Consagrada. Os dejamos los dos primeros ¡esperamos que os gusten!
ALLÍ TODO CAMBIA
Su voz se apaga y debilita, su mano temblorosa apenas puede sujetar un vaso y su caminar cada vez es más lento. Podríamos buscar mil enfermedades que lo acechan, pero todo se simplifica en que son ya ochenta y largos los que acaba de cumplir. Pese a ello, hace su ruta habitual hasta la parroquia, donde agarra la estola con fuerza, acaricia el CMF bordado en él y se aprieta fuerte el cíngulo dispuesto a salir al altar. Allí todo cambia, sale erguido y decidido y, sin más demora, su voz resuena en toda la iglesia de forma solemne. De repente, me fijo de nuevo en sus manos, que con firmeza alzan el cuerpo y la sangre de Cristo. Ya no hay temblores, sólo un hombre, una vida… una larga vida que -como si fuera su primera misa- sabe que muestra la Vida.
UN ENCUENTRO EN LA NOCHE
Son las 4 de la mañana en la esquina de España y suena el despertador en forma de llamada. ¿Quién es? A nadie le importa salvo a ella que, cogiendo el teléfono pero todavía dormida, pronuncia su nombre: -¿Mamadou?- Detrás del teléfono sólo se oyen los gritos del dolor tras el encuentro entre invernaderos, tras la colisión de un coche cargado de alcohol con una bicicleta cargada de sueños.
Él ni siquiera sabe dónde está, sólo sabe que sangra, sólo sabe que tantos kilómetros andados desde su tierra y navegados por el mediterráneo pueden acabar tirados en esa carretera, tirados en el suelo junto a todos sus sueños… Sin embargo, algo si sabe, sabe que ella es esperanza, que ella es una madre, que ella lo encontrará. Por eso la llama. Es curioso, pero no encontrarás una paradoja tan grande en una persona. A ella la apodan “chunga”, y sin embargo, tiene el corazón más empático que verás en tu vida. Ella cuelga y, con sólo una vaga idea de dónde puede estar, coge el coche y sale a su encuentro. Empieza a conducir sabiéndose elegida, sabiendo que su sitio está allí, al lado de las esclavitudes de este mundo, devolviéndole a este moreno y al que sea la dignidad que nunca debió perder. Conduce hacia él con el sueño de nunca más tener que despertarse así, con el sueño y la esperanza de despertar al mundo que duerme mientras tantos hermanos lo pasan mal.