[Testimonio de los Ejercicios Espirituales realizados en Loja del 13 al 15 de octubre]
Pasotismo. Incomprensión. Dolor. Soledad. Pereza. Envidia. Abandono. Tristeza. Anhelo. Desconsuelo. Indiferencia.
BÚSQUEDA
Luz. Encuentro. Rumbo. Paciencia. Paz. Ternura. Ayuda. Escucha. Cuidar. Sanación. Entrega. Amor. Fé.
ORACIÓN
Todo esto puede resumir mis ejercicios espirituales. No tener rumbo, tener una actitud de pasotismo y de pronto te ves reflejada en una lectura, vuelves a notar la mirada de Dios, con esa ternura, paz y con ese amor incondicional hacia su hija amada.
Reconoces tus pecados (unos que ya sabías, otros que estaban bien escondidos, otros nuevos…) debilidades que sabes que pasan a ser perdonadas y sobre todo sanadas, esa sanación que te recarga las pilas, te mejora y te invita a continuar con tu camino.
Un camino que no es llano, que es pedregoso, que a veces cuesta más pero, un camino en el que he vuelto a descubrir que la mochila no pesa tanto, no duele tanto, no da tanta pereza si estás acompañado de Dios, de su mirada, de su Palabra, de la oración que te invita a tener un encuentro con Él. Un camino que vuelvo a estar dispuesta a andar, pero esta vez de su mano.
«Porque he dicho que sí, Padre, Tú empiezas otra vez, con mi permiso».
Covadonga