CONTEXTO HISTÓRICO
La película narra el martirio que sufrió la comunidad claretiana de Barbastro en 1936. España estaba sumergida en una amalgama de tensiones históricas, políticas y sociales que desencadenaron en la Guerra Civil. El país se hallaba dividido en dos bandos principales, aunque el bando republicano se encontraba más disuelto pues algunos grupos de ideología anarquista vieron en esta guerra una oportunidad para iniciar la revolución social agrupándose por milicias. Muchas de estos grupos tenían un alto carácter anticlerical y Barbastro fue una importante sede de la zona por lo que el seminario que allí se encontraba fue foco de sus ataques. Una de las premisas de estos grupos era la “reeducación” y por ello tras haber recluido a gran parte de la comunidad, les daban a elegir entre perder su fe o morir. Ellos, pese a amar la vida, sentían tal amor por Dios y por su Palabra que eligieron alcanzar la palma del martirio.
¿CÓMO AFRONTAR LA PELÍCULA?
La película nos va a contar la historia de amor de unos hombres que mueren por aquello en lo que creían. Para ello antes de empezar te invitamos a que la veas con el corazón. Saca de ti todo tipo de prejuicios e ideologías. El contexto histórico te puede haber ayudado a situarte, pero puede perderte en juicios y valoraciones. La grandeza de esta historia no reside en que fueron unas víctimas como tantas otras de una guerra o de una ideología. La grandeza está en que fueron asesinados por reconocer su vocación de religiosos, por su fe, por perdonar a aquellos que apretaron el gatillo, y sobre todo por poner a Dios por delante de su propia vida. Con todo esto sobre la mesa todo lo demás es algo superfluo. Por ello es importante que a lo largo de la película te fijes en detalles como la humanidad, el perdón, la fe y el apoyo comunitario. Para conocer más profundamente el primero de estos detalles te proponemos que antes de empezar la película hagas un pequeño ejercicio: Escribe en un momento las 10 cosas, sueños u objetivos que te gustaría hacer antes de morir. Apúntalas en el recuadro. Ahora puedes comenzar la película, pon especial atención en los detalles antes señalados e intenta buscar las metas que, como tú, tenían los mártires.
ASIENTA LO VISTO EN LA PELÍCULA
Antes de ver la película te animábamos a que contemplaras cuatro detalles fundamentales. Vamos a intentar desarrollarlos y trabajarlos.
VOCACIÓN: Como actividad te proponíamos que hicieras una lista de las 10 cosas que te gustaría hacer antes de morir. Como has visto los mártires también tenían metas y objetivos. No eran muy diferentes a ti. Eran personas de muy diversa edad que tenían aspiraciones en su vida y un futuro por delante. Pero decidieron anteponer todo esto a la llamada de Dios. Y no fue algo fácil. Todos tuvieron miedo ante la proximidad de una muerte segura, incluso llegaron las dudas y las tentaciones pero una vez sonó la llamada de la campana, todos respondieron.
10 Cosas Que Quiero Hacer Antes De Morir. Misioneros de Barbastro
- Ir a China
- Aprender a tocar el órgano
- Acabar teología
- Especializarme en filosofía
- Aprender hebreo
- Ordenarme en mi pueblo
- Ser profesor de teología
- Ir de misiones
- Acabar solfeo
- Ser fiel a Dios siempre
Recorrieron un camino de debilidad para alcanzar el encuentro con Dios en la palma del martirio.
Por mandato de quien lideraba a los asaltantes, se tocó la campana de la comunidad. “¡Ah!: Aquella campanita, en sus largos años de servicio claustral, nunca había llamado con tanto amor como entonces que llamaba al martirio… Y fue obedecida con la fidelidad de siempre”, como expresión de la voluntad de Dios. Todo el claustro y las escaleras se impregnaron de una música antigua, abrumadora, que venía de lo alto del primer piso. ¡Campana de la obediencia, a cuyo toque acudían los misioneros a sus rezos en común, a las clases, al recreo, al refectorio! En pocos segundos, la escalera se pobló de sotanas y de rostros jóvenes, que atravesaban las filas de los escopeteros y se iban a agrupar en el patio de la luneta. Tan mansa obediencia, sin protestas ni conatos agresivos, ordenada, impresionó a los asaltantes, que no contaban con aquello: “Todos enmudecieron en nuestra presencia”.
Gabriel Campo Villegas, Esta es nuestra sangre, Publicaciones claretianas, Madrid 32008, p.82-83 ,
Para reflexionar: ¿A qué te está llamando Dios en tu vida? ¿Cómo respondes ante esta llamada? ¿Qué miedos e inseguridades te impiden responder a la llamada de Dios?
PERDÓN: Los jóvenes estudiantes recluidos en el salón de los escolapios fueron sometidos a burlas y a actividades degradantes. Destaca cómo los ponían en fila y simulaban un fusilamiento con los ojos vendados. Les hacían llegar hasta situaciones extremas difíciles de aguantar por un ser humano. Y pese a ello, pese al sufrimiento, seguían adelante, pues nada hay más fuerte que el amor que Dios les daba, y gozosos de ello eran capaces de mirar al enemigo y perdonarle, capaces de poner la otra mejilla hasta el último momento.
Pasamos el día animándonos para el martirio y rezando por nuestros enemigos y por el querido Instituto. Cuando llega el momento de designar las víctimas, hay en todos serenidad santa y ansias de oír el nombre para adelantar y ponernos en las filas de los elegidos; esperamos el momento con generosa impaciencia, y cuando ha llegado, hemos visto a unos besar los cordeles con que los ataban, y a otros dirigir palabras de perdón a la turba armada; cuando van en el camión hacia el cementerio, les oímos gritar ¡Viva Cristo Rey! Responde el populacho, rabioso, ¡muera!, ¡muera!, pero nada los intimida. ¡Son tus hijos, Congregación querida, estos que entre pistolas y fusiles se atreven a gritar serenos cuando van hacia el cementerio Viva Cristo Rey!
Esta es nuestra sangre, p.266
Para reflexionar:Una de las claves de su beatificación son las pruebas de que perdonaron a aquellos que les apuntaban. Perdonar supone amar, olvidar e incluso negarte a ti mismo. ¿Eres capaz de perdonar y empezar de cero? ¿De acercarte al que te hizo daño simplemente por amor, por ese mismo amor que sientes de Dios hacia ti?
FE: Ante todo llevaban a Dios por bandera. Los mataron por “ser frailes”, por ser religiosos, por decir que la auténtica felicidad está en el evangelio. Tal era su necesidad de Dios que comulgaban en secreto, y tal su devoción que sus últimas palabras fueron “Viva Cristo rey, viva el Corazón de María, viva la congregación”
“Lograron entregarnos algunas Sagradas Formas, que fueron distribuidas entre nosotros, porque por la mañana había prohibición especialísima de comulgar, y vigilaban cuidadosamente todos nuestros movimientos, para observar si alguno daba la comunión a otro. Las Sagradas Formas fueron distribuidas para poder consumirlas fácilmente, en caso de peligro de profanación, o para ir comulgando los días sucesivos.” La Eucaristía constituyó el centro de su vida. No todos la guardaban. Pablo Hall hacía de sagrario. Se le acercaban disimuladamente otros seminaristas, sacerdotes, hermanos. “Hacíamos compañía a Jesús…, que era tratado como en los tiempos de las catacumbas. Acompañábamos a Jesús durante horas y más horas. Afortunadamente, era nuestra única ocupación en la cárcel.” Al disminuir las Formas, hubo necesidad de dividirlas en ocho o diez partes. De esa manera pudieron comulgar hasta el último día.
Esta es nuestra sangre, p.116-117
Para reflexionar: Probablemente no llegarás a situaciones tan límite pero sí habrás pasado por momentos extremos, momento de debilidad y flaqueza; son momentos de probar tu fe. La fe debe llegar al punto en que las crisis de fe son implanteables, en las que nada te turba ni te espante, en las que solo Dios baste. ¿Cómo de fuerte es mi fe? ¿Es Dios el único centro de mi vida? ¿De Él surge todo lo demás? ¿Cómo cuidas tu fe? ¿Es la eucaritía lugar para alimentar tu fe?
COMUNIDAD: Ya hemos contemplado los momentos de debilidad personal que los mártires tuvieron y que solo su apoyo en Dios les bastó. También este apoyo se hizo presente en el resto de hermanos que formaban la comunidad. Allí donde alguno llegaba a su límite comenzaba la ayuda del hermano que aún seguía en pie.
“El Sr. Blasco en un principio tenía miedo, y mucho miedo, por ser naturalmente muy miedoso.” Y lo que pareció una debilidad, acabó siendo su grandeza. El terror del Sr. Blasco reflejaba lo abrumador de la prueba, la conciencia de sus límites personales y el abismo que entreveía ante un final desastroso. No tenía miedo a la muerte física; tenía miedo de su mismo miedo, inseguridad, terror a una flaqueza catastrófica en el momento supremo. Se olvidó, por unas horas, por algunos días, del “cuando soy débil, soy fuerte” de San Pablo. Sospechó que, en conciencia, antes que arriesgarse a ser un apóstata, podría o debería huir, intentarlo al menos, “si podía hacerlo sin faltar a sus obligaciones y la huida no producía escándalo”. La prudencia le gritaba que, a veces, cuando uno no se cree seguro de afrontar un peligro, “se puede preferir la huida a la gloria del martirio”. Además, el martirio era una “gracia extraordinaria” y no todos la merecían. Sus compañeros comprendieron rápidamente que aquel círculo vicioso sólo lo podían romper la fe y la oración. Le exhortaron, le dieron ejemplo con su decisión y le fueron levantando el ánimo, día a día. La vida comunitaria, la Iglesia, encarcelada pero no muda, realizó el milagro. Es cierto que algunos seminaristas misioneros abrigaban el temor de que semejante miedo a los tormentos pudiera hacerles titubear en las diversas pruebas con que los amenazaban a todas horas. Pero el temor que otros alimentaban era que el valenciano se desmayase al oír pronunciar su sentencia de muerte o al llevarle al suplicio y que en vez de matarlo lo dejasen que reaccionase y, al quedarse solo, probasen su constancia. Esta era la razón de haber rogado más particularmente por él. En los últimos días se encontraba el Sr. Blasco tan animado como cualquiera y ya se le había pasado todo el miedo.
Esta es nuestra sangre, p.170-171. 173
Para reflexionar: No podemos crecer solos en la fe, pues sin el compartir y ayuda de un hermano nuestra fe sería incompleta. ¿Compartes tus vivencias de Dios o vives en el individualismo? ¿Das con amor y fraternidad lo que recibes? ¿Eres apoyo y manos de Dios?